La excomunión es
la expulsión, permanente o temporal, de una persona de una confesión religiosa.
En la iglesia católica, durante el período de la excomunión, el afectado sigue
formando parte de la comunidad, pero en los casos más severos, pierde la
facultad de concurrir al culto normalmente, y de tomar parte en las ceremonias
religiosas. En otras iglesias cristianas, las normas para la excomunión o el
trato con los excomulgados pueden variar. Hay
que aclarar que aquí no se está cuestionando el derecho que pueda tener una
confesión religiosa de expulsar o sacar del grupo a los que violan sus normas.
Más bien se quiere mostrar que la Biblia no contiene ninguna estructura
judicial, ni disposiciones reglamentarias crueles e inhumanas como medida de
represión para la expulsión de la congregación cristiana.
Una
explicación breve del comienzo de la práctica de la expulsión o excomunión nos
lleva al siglo III, cuando en el concilio de Elvira, en el año 306 se tomó las
palabras del apóstol Pablo de pronunciar malditos o anatemas a todo cristiano
que sostuviera doctrinas contrarias a las enseñadas por la iglesia. (Gálatas
1:8, 9; 1 Corintios 16:22) En esos comienzos los papas y obispos negaban la
comunión a quienes mostrasen determinadas conductas inmorales.
Pero
el término mismo de “excomunión” aparece por primera vez en el siglo IV. Ciertos
pecados particularmente graves eran sancionados con la excomunión, la pena
eclesiástica más severa, que impedía que el pecador recibiera los sacramentos y
el ejercicio de ciertos actos eclesiásticos, y cuya absolución sólo podía ser
concedida, según el derecho de la Iglesia, por el Papa, por el Obispo del
lugar, o por sacerdotes autorizados por ellos. Posteriormente, sobre todo en la
lucha contra las herejías, la excomunión acabó perfilándose como el arma
definitiva para retirar a las malas hierbas del cuerpo sano de la Iglesia.
Durante
la Edad Media y buena parte de la Moderna, la realidad social y la realidad
religiosa estuvieron tan íntimamente enlazada que configuraban en la práctica
un único mundo. Los delitos penales se miraban en el espejo de los
pecados, siendo muy a menudo la misma cosa. Por lo tanto, excomulgar a alguien
no solamente suponía un grave castigo espiritual, sino la destrucción
civil del excomulgado. Al expulsar a alguien de la Iglesia, simultáneamente, se
le estaba expulsando de la sociedad, convirtiéndose en un grave “destierro”
para el excomulgado. Para cumplir con ese objetivo, se hizo costumbre que se
hiciera una lista de los excomulgados y su causa. Esta se ponía en un lugar
bien visible para que todos los vecinos estuvieran al corriente de quiénes eran
los penados y actuaran con ellos como correspondía.
En
el primer concilio de Lyon (1245) Inocencio IV describió la naturaleza de la
excomunión como una pena medicinal en lugar de vengativa, pues está destinada
no tanto a castigar al culpable, sino a corregirlo y a traerlo de nuevo a la
senda de la rectitud. La ley de entonces distinguía entre una excomunión mayor,
que separaba de la Iglesia, y una menor, que sólo excluía de los sacramentos. Desde
la Edad media estaba prohibido todo intercambio religioso, e incluso profano,
con una persona excomulgada, so pena de incurrir en la misma excomunión. Con el
tiempo esta cuestión se aclaró, de modo que sólo ciertas clases de excomulgados
habían de ser evitados.
El
Concilio de Toledo de 1536 dejaba bien a las claras el sentido de este escarnio
cuando advirtió que, del mismo modo que “la oveja enferma infecta las otras si
no es apartada de su conversación, así los excomulgados traen daño a los fieles
cristianos si de su conversación no son apartados”. De este modo, las
autoridades eclesiásticas esperaban que esta exposición hiciera recapacitar a
los penados y “con mayor diligencia buscaran el remedio de su absolución”.
De
acuerdo a la iglesia, es el pecador, y no ella, quien rompe la comunión. La
Iglesia, como madre y maestra, debe advertir sobre la seriedad de los males
mortales para el alma y las consecuencias, con el propósito de atraer al
pecador al arrepentimiento y el retorno a la comunión. Pero si este se obstina
en el pecado, la excomunión le sirve para entender claramente su situación. En
casos de pecado grave y público, la Iglesia tiene además la obligación de
proteger a sus fieles del escándalo que ocurre cuando se aparenta que el pecado
grave es compatible con la práctica de la fe. El arrepentimiento hace posible
la absolución de la excomunión.
EN LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ
En
la presidencia de Charles Taze Russell, la expulsión no se practicaba como lo
hacen los testigos de Jehová hoy día. Russell creía y enseñaba que todos los
cristianos en general sin importar en la religión que estuviera debían evitar a
aquellos que dejaran de ser fieles al Señor. En Zion's Watch Tower and Herald
of Christ's Presence december 1882 p.423 (La Atalaya en español) bajo el tema
“Un deber desagradable”, dice: "No somos de
aquellos que expulsan a hermanos cristianos por unas diferencias de opinión,
pero cuando se llega al punto de negar la mismísima fundación de todo el
cristianismo debemos de levantar nuestras voces y enfrentarnos de cara a cara
con todos aquellos que lo hacen, puesto que ellos se vuelven los enemigos de la
cruz del Cristo."
Para
ese tiempo no existía un tribunal eclesiástico o comité judicial para juzgar
los pecados de algún miembro de la congregación. Cualquier pecado grave era
discutido por la entera congregación. Cada uno debía tomar una decisión personal
y debía llegarse a una decisión casi unánime de expulsar. Este procedimiento se delinea bajo el tema:
“Disciplina en la Iglesia” que salió en Studies Series VI - The New Creation
(1904) pp.289, 290 (Estudios en las Escrituras Serie VI - La Nueva Creación).
En parte dice lo siguiente: “La administración de la disciplina no es función de solo
los ancianos, sino de toda la Iglesia …Si el reprobado no logra librarse y
continúa en el error, o pecado, entonces dos o tres hermanos sin prejuicio
anterior se le debe pedir escuchar el asunto y asesorar a los litigantes.
(Pueden ser ancianos o no, pero su liderazgo no agregaría fuerza o autoridad en
el caso, excepto porque su juicio podría ser más maduro y su influencia más
potente). Si este comité decide por unanimidad con cualquiera de las partes, el
otro debe consentir y el asunto debe ser enteramente corregido, en la medida
posible y de inmediato. Si cualquiera de los disputadores originales aún
persiste en el curso incorrecto, el que hizo el cargo o uno de los convocados
en el comité o, preferiblemente, todos estos juntos, pueden ejercer (pero no
antes) su privilegio de llevar el asunto ante la Iglesia. Por lo tanto, es
evidente que los ancianos no eran, en ningún sentido, jueces de los miembros —
la audiencia y el juicio se dejaban al cuerpo o Iglesia local” …De hecho,
incluso si el transgresor se niega a escuchar (obedecer) la decisión de toda la
Iglesia, no se debe castigar ni siquiera intentar castigar. ¿Entonces qué?
Simplemente la Iglesia debe retirar de él su compañerismo y cualquier signo o
manifestación de hermandad. A partir de entonces, el delincuente debe ser
tratado "como un hombre pagano y un publicano". Mat. 18:17”.
Es
interesante notar en las publicaciones de Russell y Rutherford sus
coincidencias con respecto a la práctica de la expulsión. Ellos consideraban que
el forzar a los miembros de la iglesia a pensar igual en cuanto a doctrinas y
restringir la búsqueda de la verdad de manera individual fue lo que causó la
gran apostasía. Por ejemplo, Russell escribió en Zion's Watch Tower and Herald
of Christ's Presence april 1887 p.923 (La Atalaya en español): "En vez de eso, tal como la iglesia de Roma sus
["líderes religiosos de hoy"] ejercen su influencia para restringir
la investigación dentro de los límites sectarios. Con la amenaza insinuada de
la excomunicación, les urgen a sus ministros y a sus estudiantes a que no busquen
continuamente la verdad, sino que acepten la voz de su secta como
infalible."
Por su parte Rutherford escribió lo siguiente: "El gran adversario es astuto, y a
todo momento es rápido para apelar a la pasión. Persuade a algunos a que tomen
un punto de vista radical en contra de algún trabajo o alguna actividad seglar,
y a proceder de inmediato a expulsar a aquellos que no pueden en buena
conciencia pensar de la misma manera. De alguna manera ellos parecen pensar que
su postura radical les da el derecho al favor divino y bendición. Su actitud
los lleva a violar principios de varias maneras: (1) Al juzgar y al condenar a
aquellos que no ven todo de la misma manera que ellos, y (2) por rehusarse a
reunirse y tener amistad con aquellos que todavía creen en el rescate, la
restitución, el llamado a lo alto… Esta clase parece estar
afligida con una especie de orgullo espiritual y de alguna manera imaginar que
son superiores a los demás." The Watch Tower and Herald of Christ's Presence
February 1 1919 p.38-40 (La Atalaya en español).
Además,
en The Watch Tower and Herald of Christ's Presence march 1, 1919 p.69) (La
Atalaya en español) él mencionó la actitud que debe ser mostrada al expulsado: "De acuerdo a este texto (Mateo 18:15-17) lo mucho que
podría hacer la iglesia sería que, después de haber intentado en vano hacer que
el hermano se arrepintiera y se reformara, debería de remover la comunión
especial de hermandad hasta aquel tiempo en el que él exprese deseo desde ese
momento de hacer lo que es correcto. Entonces sería recibido de nuevo a la
comunión entera. Mientras tanto el hermano podría ser meramente tratado en la
manera cordial, amable en el que sería apropiado que tratemos a cualquier
publicano o gentil, sin darle los derechos especiales o privilegios u
oportunidades de votar que pertenecen a la iglesia como una clase separada del
mundo."
"La organización de Satanás navega bajo el nombre altisonante
de "Cristiandad". Se jacta de tener más de 500,000,000 de miembros.
Sus miembros están atados a credos, costumbres, ritos, y ceremonias; no se
atreven a dejar, criticar, o denunciar estas cosas. Hacer eso traería sobre sus
cabezas burlas, reproches, excomunicación, y persecución. Muchos millares del
pueblo del Señor están atrapados en estas denominaciones como prisioneros, con
miedo de expresar su desacuerdo con los credos, métodos, y costumbres de la
organización." The Watch Tower and Herald of Christ's Presence
October 1, 1930 p.301 (La Atalaya en español)
Todo
parece indicar, que bajo este concepto de la expulsión en el seno de la Iglesia
Católica, La Watchtower escribió un artículo condenando dicha práctica. Este
apareció primero en inglés en Awake! Jan 8, 1947 Page 27 (¡Are You Also
Excommunicate)! Más tarde fue publicado en español en ¡Despertad! del 8 de
enero de 1949 página 27 ¿Está usted también excomulgado? En parte dice lo
siguiente:
“Si usted es uno de los 138.000.000 millones de personas en el
mundo que nacieron y fueron criados “protestantes”, entonces usted ya está
excomulgado por la Jerarquía Católica Romana, siendo maldito junto con el
Diablo y sus ángeles…
Esta es “ley canónica”, la cual la Jerarquía Católica Romana busca
imponer usando el pretexto de que es la ley de Dios. La
autoridad para poder excomulgar, dice ellos, se basa en las enseñanzas de
Cristo y los apóstoles, tal como se encuentran en los siguientes textos: Mateo
18:15-19; 1 Corintios 5:3-5; 16:22; Gálatas 1:8, 9; 1 Timoteo 1:20; Tito 3:10.
Pero la excomulgación de la Jerarquía, como castigo y remedio “medicinal”
[Enciclopedia Católica] no tiene soporte en estos textos. De hecho, es
completamente foránea a las enseñanzas bíblicas. Hebreos 10:26-31.
¿Dónde pues comenzó esta práctica? La Enciclopedia Británica dice
que la excomulgación por el papa tiene influencias paganas, y “sus variaciones
no se pueden explicar adecuadamente a menos que se tomen en cuenta varios
análogos no cristianos de la excomulgación.” Los griegos supersticiosos creían
que cuando la persona excomulgada moría, el Diablo entraba al cuerpo, y entonces,
“para prevenirlo”, los parientes del muerto cortaban su cuerpo en pedazos y lo
hervían en vino. Incluso los Druidas tenían un método de expulsar a aquellos
que perdían fe en sus supersticiones religiosas. No fue sino hasta después del
catolicismo haya adoptado las practicas paganas en el A.D. 325, que este nuevo
capítulo en la excomulgación religiosa se escribió.
Más tarde cuando las pretensiones de la Jerarquía incrementaron, el
arma de la excomulgación se hizo el instrumento por medio del cual el clero
obtuvo una combinación de poder eclesiástico y tiranía seglar que no tiene
paralelo en la historia. Los príncipes y potentados que se opusieron a los
dictados del vaticano se les clavaba en las púas de la excomulgación y se les
colgaba sobre los fuegos de la persecución”.
No
es cuestionable la veracidad de que la expulsión fue usada por la Iglesia
Católica de la manera descrita en esta Atalaya. Pero si es discutible que solo
3 años más tarde, en 1952 la práctica de la expulsión de la Jerarquía Católica
Romana fue instaurada en la organización de los testigos de Jehová. Esta fue
explicada en dos artículos publicados en La Atalaya en inglés del 1 de marzo de
1953 págs. 131-151, estos fueron: Manteniendo
limpia la organización y ¿Es apropiado expulsar? Con el tiempo
se fueron alejando cada vez más de los procedimientos usados por Russell y
Rutherford y acercándose hasta sobrepasar a la iglesia católica. Se fueron
añadiendo elementos punitivos antibíblicos a la expulsión, que han llegado
hacer más crueles que los de la misma iglesia católica en la edad media.
En
el mismo año que se publicó en español el tema de condena de la expulsión de la
iglesia católica, hicieron un cambio radical en los procedimientos de la
expulsión. Desde ese momento los casos de pecado no serían juzgados por la
entera congregación sino por sus miembros representativos. El libro Counsel on
theocratic organization for Jehovah’s witnesses 1949 p.57 (Consejos para la Organización Teocrática para los
Testigos de Jehová) dice: “Si un individuo en la compañía [congregación] persiste en
hacer maldad y no actúa de acuerdo a las Escrituras como debería de hacerlo un
buen cristiano, entonces los miembros representativos de la congregación que
son siervos en la compañía, los maduros o los espiritualmente calificados,
pueden decidir qué camino se debe de tomar. (Mat. 18:15-18) La admonición bíblica
es que no se tenga nada que ver con malhechores que buscan causar divisiones.
(Rom. 16:17; Tito 3:10,11) Los hermanos maduros de responsabilidad avisarán a
la congregación, expulsando al malhechor. (1Cor. 5: 11-13) Más tarde si se
muestra arrepentimiento genuino por el ofensor, los hermanos responsables lo
pueden recibir de vuelta en medio de ellos, e informar a la congregación."
No
hay duda que fue un cambio diametralmente opuesto a los procedimientos y
enseñanzas anteriores. Por lo que no se puede menos que preguntar: ¿Por qué los
testigos de Jehová pusieron en práctica una medida que solo tres años atrás fue
considerada como pagana y antibíblica?, ¿por qué proclamaron que los textos bíblicos
usados como autoridad por la Jerarquía Católica para expulsar no tenían soporte
en la Biblia, y desde entonces sirven de base a los testigos de Jehová para tal
práctica?, ¿cómo pueden explicar que para la Jerarquía Católica la expulsión era un
medio de poder y tiranía sin paralelo en la historia, pero para los testigos de
Jehová es una muestra de amor y disciplina de Dios? ¿Dónde se encuentra la base
bíblica para formar comités judiciales? Por último, ¿en qué pasajes de las
Escrituras Cristianas basan su coerción o presión y el ostracismo de la persona
expulsada? Sin duda alguna, algo anda
muy mal con el manejo de la expulsión por los testigos de Jehová como veremos a
continuación.
El
pueblo de Israel como cualquier nación de hoy día contaba con lo que se pudiera
llamar una constitución, llamada la Ley de Moisés. Aunque existía la pena de
muerte, la ley no disponía de ningún arreglo legal para expulsar a los que la violaran.
No fue hasta más tarde que los judíos incluyeron la expulsión de las sinagogas
con el objetivo de condicionar el comportamiento de sus miembros. El termino griego
para expulsado es apeláthike, algunos de sus
significados son: “separado, excluido de, echado de”, en este caso,
fuera de la sinagoga.
Los
judíos tenían un sistema de rechazo de tres etapas de castigo hasta llegar a
apeláthike, expulsado de la sinagoga. La primera era una amonestación por un
período de siete a treinta días. La segunda consistía en no permitirle al
expulsado durante 30 días participación alguna en las reuniones. Además, los
demás debían guardar una distancia de cuatro codos de él. Por último, si ninguno
de los métodos anteriores lograba resultados, se anunciaba la expulsión total
de la sinagoga. Ser expulsado de la sinagoga,
significaba un castigo donde se cortaba todas las relaciones religiosas (con sus bendiciones y
promesas), como también las relaciones sociales y se limitaba las económicas con
el resto de los judíos. El expulsado era inexistente,
moría para la comunidad judía.
En
este entorno es que aparece en tres ocasiones el término expulsión en el Nuevo
Testamento. En todos los casos, aparece relacionado con la práctica de los judíos de expulsar a sus miembros de la
sinagoga por creer en Cristo. (Juan 9:22; 12:42; 16:2) En el caso de los
testigos de Jehová, la práctica de la expulsión la toman principalmente de tres
pasajes bíblicos. Estos son Mateo 18:15-17; 1 Corintios 5:11-13 y 2 Juan 9-11.
Le daremos consideración a cada uno dentro de su contexto.
Mateo 18:15-17 “Además,
si tu hermano comete un pecado, ve y pon al descubierto su falta entre tú y él
a solas. Si te escucha, has ganado a tu hermano. 16 Pero
si no escucha, toma contigo a uno o dos más, para que por boca de dos o tres
testigos se establezca todo asunto. 17 Si no los escucha
a ellos, habla a la congregación. Si no escucha ni siquiera a la congregación,
sea para ti exactamente como hombre de las naciones y como recaudador de
impuestos”.
La Watchtower interpreta este pasaje
de la siguiente manera: “Jesús
ya aludió a esta estructura bien organizada cuando dijo lo que leemos en Mateo
18:15-17. En este pasaje se expone que a veces podían surgir disputas
entre dos siervos de Dios porque uno pecara contra el otro. La parte
ofendida tenía entonces que hablar con su hermano en privado y “poner al
descubierto su falta”. Si con esta medida no se zanjaba la cuestión, podía
llamar a una o dos personas que conocieran los hechos para que ayudaran a
razonar al ofensor. Pero ¿y si, a pesar de todo, no se resolvía el
problema? Jesús dijo: “Si no los escucha a ellos, habla a la
congregación. Si no escucha ni siquiera a la congregación,
sea para ti exactamente como hombre de las naciones y como recaudador de
impuestos”. Cuando Jesús pronunció estas palabras, los judíos aún constituían
“la congregación de Dios”, de modo que en principio se refería a ellos.
Pero, posteriormente, las instrucciones de Jesús serían aplicables a la
congregación cristiana. Este es otro indicativo de que el pueblo de Dios tendría
congregaciones organizadas para dar fortaleza y guía a cada uno de sus
miembros”. (Atalaya 15/4/2007 pág. 27
párr. 10)
En
la Despertad 22/4/1981 pág. 23 menciona lo siguiente: “La
congregación está representada por su cuerpo de ancianos. Y en este caso, la
congregación está representada por un comité judicial que ha sido nombrado por
el cuerpo de ancianos o por otra autoridad apropiada”.
¿Podemos
concluir que eso fue exactamente lo que quiso decir nuestro Señor? Una manera
de saberlo es investigar en los evangelios cómo Jesús trató con los gentiles y recaudadores
de impuestos, así como analizar las razones que lo llevó a pronunciar estas
palabras. El registro bíblico parece
indicar que él no rehuyó como lo hacían los judíos la compañía de los gentiles
y recaudadores de impuestos. Por ejemplo, llama la atención que fue a Mateo, un
recaudador de impuestos el primero que fue escogido como su discípulo. Más tarde
en casa de este compartió de un banquete con una gran muchedumbre de
recaudadores de impuestos. En otra ocasión le pidió a Zaqueo, el principal
recaudador de impuestos de Jericó hospedarse en su casa (Lucas 5:27-30; 19:5-7).
Los discípulos de Jesús también comían y bebían con estos. ¿Quiénes fueron los
que criticaron esta actitud de Cristo y sus discípulos? En Lucas 5:30 se dice
que fueron sus enemigos, los fariseos y escribas, dice: “Por esto los fariseos y sus escribas se
pusieron a murmurar, y decían a los discípulos de él: “¿Por qué comen y beben
ustedes con recaudadores de impuestos y pecadores?”.
Posiblemente
algunos justifiquen el que Jesús se haya relacionado con recaudadores de
impuestos arguyendo que era para predicarles. Pero esa no es la cuestión que se
está tratando, sino que de acuerdo a la enseñanza de los testigos de Jehová, relacionarse
con recaudadores de impuestos y pecadores significa expulsión y por ende cortar
cualquier trato con la persona. Pero no parece que eso fue lo que quiso decir
Jesús, porque de lo contrario él hubiera dado el ejemplo. En cuanto a los
gentiles, tampoco se negó a relacionarse con ellos totalmente. En Capernaum
curó al criado de un oficial romano por petición de este. De visita a las regiones de Tiro y Sidón, echó un
demonio de la hija de una mujer griega. (Mateo
8:5-13; Marcos 7:24-30)
Su
trato con esta gente despreciada por los judíos era una indicación que no
apoyaba esta costumbre discriminatoria. Él en una ocasión dijo que esta barrera
entre judíos y gentiles seria eliminada (Juan 10:16). Finalmente fue quitada en
el 36 E.C. cuando los dos grupos llegaron a ser un solo pueblo en cristo
(Efesios 2:11-22). Entonces, ¿Por qué insiste los testigos de Jehová, en
aplicar algo que no tuvo ese propósito y que no fue la norma entre los primeros
cristianos? Como la respuesta no puede encontrarse en la Biblia, es muy
probable que sea la misma razón que ha tenido la iglesia católica a través del
tiempo.
Para
entender mejor el trasfondo y las circunstancias que motivaron esta
conversación de Cristo con sus discípulos necesitamos analizar el contexto del
capítulo dieciocho de Mateo. La conversación surgió en respuesta a la pregunta
de sus discípulos de ¿quién, realmente, es mayor en el reino de los cielos?”, “cualquiera
que se humille como este niñito” respondió él. Un guion de las enseñanzas
contenida en la conversación puede ser el siguiente: (1) La humildad debe ser
una cualidad indispensable de los cristianos. (2) Evitar ser un tropiezo a
nuestros hermanos. (3) Se debe perdonar sin límites, hasta setenta veces siete
como traduce la mayoría de las versiones de la Biblia. (4) Se debe perdonar sin
importar si el pecado es leve (como de cien denarios), o grande (como de diez
mil talentos). (5) El perdón de Dios está condicionado a perdonar a nuestro
hermano de todo corazón. (6) Debemos hacer todo esfuerzo posible por encontrar
una solución para arreglar los asuntos con nuestro hermano, como si de nuestra oveja
perdida se tratara. (7) Si es necesario, debemos buscar la ayuda de otros,
incluyendo a la congregación*. (8) Si hemos hecho todo lo posible por resolver el
asunto con él, pero él no quiere ser nuestro hermano, lo tratamos como a
cualquier otro desconocido.
*En vista de que se trataba de
una ofensa personal que podía resolverse entre ambos, la congregación solo era
necesaria para cooperar en la solución. Eso se puede ver al decir Jesús: “sea
para ti…”, no para la congregación.
La
Watchtower procura hacer creer que Jesús aludía a un pecado grave que
necesitaba ser tratado por la congregación, pero eso es falso. El asunto se
daría por terminado con solo el ofensor estar dispuesto a hacerlo. La enseñanza
de nuestro Señor, es que cualquier desavenencia entre los cristianos deben
resolverse lo ante posible, si es posible en el mismo día (Efe. 4:26) Pablo lo entendió
de esa manera cuando dijo en Colosenses 3:13, 14 (DHH) “Sopórtense
unos a otros, y perdónense si alguno tiene una queja contra otro. Así como el
Señor los perdonó, perdonen también ustedes. Sobre todo revístanse de amor, que
es el lazo de la perfecta unión”. No hay
nada en Mateo 18:15-17 y en su contexto que sugiera que se haga un juicio
eclesiástico por tres o más jueces a un pecador y de hallarse culpable que se
corte toda relación con él.
1Corintios 5:5,11,13 “entreguen a tal hombre a Satanás para la destrucción
de la carne, a fin de que el espíritu sea salvado en el día del Señor. Pero ahora les escribo que cesen de
mezclarse en la compañía de cualquiera que, llamándose hermano, sea fornicador,
o persona dominada por la avidez, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que
practique extorsión, y ni siquiera coman con tal hombre. 13 …
“Remuevan al [hombre] inicuo de entre ustedes.”
Este
pasaje bíblico también es usado por los testigos de Jehová como base de
expulsión, tiene que ver con un suceso inusual que ocurrió en la congregación
de Corinto. Pablo escribió: “De
hecho, se informa que hay fornicación entre ustedes, y tal fornicación como ni
siquiera la hay entre las naciones: que cierto [hombre] tiene la esposa de [su]
padre. 2 ¿Y están ustedes hinchados, y no se lamentaron
más bien, para que fuera quitado de en medio de ustedes el hombre que ha
cometido este hecho?” (1 Corintios
5:1-3). Sin duda era un pecado abominable que ni entre los gentiles se
practicaba. Y para colmo, los cristianos en la congregación en vez de sentirse
avergonzados por tal acto se sentían orgullosos y lo permitían.
La Watchtower interpreta de la
siguiente manera este pasaje: “Examinemos un relato bíblico relacionado con
una expulsión. Sucedía que los cristianos de la congregación de Corinto estaban
tolerando “tal fornicación como ni siquiera la había entre las naciones:
que cierto hombre tenía la esposa de su padre”. Por eso, Pablo los instó a que
“entregaran a tal hombre a Satanás para la destrucción de la carne, a fin de
que el espíritu fuera salvado” (1 Corintios 5:1-5). Cuando fue expulsado
y, por tanto, entregado a Satanás, el pecador volvió a formar parte del mundo
del Diablo (1 Juan 5:19). (Atalaya
del 15/11/2006 págs. 26-27)
Si este hombre fue expulsado como
alega la Watchtower, sería considerado como un precedente de una norma
establecida por Pablo de cómo en el futuro debía tratarse los pecados por los
cristianos en las congregaciones. En cuyo caso sería razonable encontrar que
las Escrituras mencionara otros sucesos como este, o por lo menos, si este
hombre fue expulsado, debería mencionarse claramente en alguna parte de las dos
cartas enviadas a esta congregación. Es razonable esperar que sea así en vista
que todas las cartas se enviaban para consideración publica de la congregación,
no como hoy donde las cartas con procedimientos judiciales son enviadas por la
Watchtower exclusivamente y de manera confidencial a los ancianos. Veamos lo
que podemos encontrar al respecto.
En la carta, Pablo manda a que “entreguen
a tal hombre a Satanás”, “cesaran de mezclarse en su compañía y lo “removieran
de entre ellos”. La Biblia no aclara lo
que significa ser entregado a Satanás, pero
obviamente para los testigos de Jehová significa expulsión de la congregación. Pero
puede ser aclaratorio el hecho de que la acción de entregar a alguien a Satanás
fue aplicada también por Pablo a otros dos cristianos, Himeneo y
Alejandro. El registro bíblico dice sobre ellos lo siguiente: “Manteniendo la fe y una buena conciencia,
la cual algunos han echado a un lado, y han experimentado naufragio
respecto a [su] fe. Himeneo y Alejandro pertenecen a estos, y los he
entregado a Satanás para que se les enseñe por disciplina a no blasfemar” (1 Timoteo 1:19, 20).
Cuando
comparamos los dos registros, encontramos que aunque Himeneo y Alejandro fueron
entregados a Satanás, Pablo no manda a “dejar de asociarse con ellos como lo
hizo con el hombre de Corinto. Aun así, la Watchtower asegura que fueron
expulsados. La Atalaya 15/11/1981 pág. 15 párr. 6 sin aportar ninguna base
bíblica hace este comentario: “En el primer siglo surgieron
algunos de estos malhechores. Himeneo y Alejandro fueron de esa clase, hombres
que habían “experimentado naufragio respecto a su fe.” Pablo dijo: “Los he
entregado a Satanás para que se les enseñe por disciplina a no blasfemar.” (1
Tim. 1:19, 20) El que se expulsara a aquellos dos hombres fue una corrección
severa, o disciplina, un castigo que pudiera enseñarles a no blasfemar contra
el Dios santo y vivo. … Era propio que a estos blasfemos se les entregara a la
autoridad de Satanás, que fueran echados a la oscuridad del mundo bajo la
influencia de Satanás. 2Cor. 4:4; Efe. 4:17-19; 1 Juan 5:19; compare con
Hechos 26:18”.
¿También
fueron expulsados Himeneo y Alejandro como dice la Watchtower? El contexto no
parece apoyar esa tesis. En su segunda carta a Timoteo, Pablo vuelve hablar de
Alejandro al escribir: “Alejandro, el calderero, me
hizo mucho daño; el Señor le retribuirá conforme a sus hechos. Tú también
cuídate de él, pues se opone vigorosamente a nuestra enseñanza” (2
Timoteo 4:14,15). Se pudiera pensar que el daño causado por este hombre a Pablo
sucedió antes que fuera entregado a Satanás y pudiera ser una probabilidad. Pero
si Alejandro realmente fue expulsado al estilo de la Watchtower, perdió todo
medio de relacionarse con los cristianos, por lo que no habría ninguna razón
que justificara cuidarse de él, y mucho menos oponerse a la enseñanza de Pablo
o Timoteo a menos que tuviera la libertad de influenciar en otros cristianos y
eso es evidente por la referencia de Pablo.
Por
lo que nos dice la Biblia de Alejandro y su actividad opositora, encuadra más entre
aquellos que Pablo llamó falsos hermanos. En su carta a los Gálatas el describió la actividad de estos al decir: “Pero a causa de los falsos hermanos
introducidos calladamente, que entraron a hurtadillas para espiar nuestra
libertad que tenemos en unión con Cristo Jesús, a fin de esclavizarnos
completamente. 5 a estos no cedimos a manera de
sumisión, no, ni por una hora, para que la verdad de las buenas nuevas
continuara con ustedes” (Gálatas 2:4,5) Vea también 2 Corintios 11:26. Otra posibilidad es que fuera como los
apóstoles falsos mencionados en 2 Corintios 11:5,13. En ninguno de estos casos
hay alguna mención que fueron expulsados, por lo que si había que cuidarse de
ellos.
Entonces,
¿a qué se refería Pablo cuando ordenó: “cesen de
mezclarse en la compañía de… y ni siquiera coman con tal hombre”? La
palabra griega que Pablo usó para “cesen de mezclarse” es synanamignysthai que también puede traducirse no
se asocie con o no tengas compañía con (Concordancia griego-español).
Pero lo interesante es que Pablo usó esta misma palabra synanamignysthai para
referirse a unos cristianos de la congregación en Tesalónica que andaban
desordenadamente. Pablo escribió en 2 Tes 3:14,15 “Pero
si alguno no es obediente a nuestra palabra mediante esta carta, mantengan a
este señalado, dejen de asociarse con él, para que se avergüence. Y, no
obstante, no estén considerándolo como enemigo, sino continúen amonestándolo
como a hermano”.
Debajo
se puede ver un ejemplo que muestra que no hay diferencia en la aplicación del
término ‘cesen de mezclarse en’ de 1 Corintios 5:11, con ‘dejen de asociarse
con’ en 2 Tesalonicenses 3:14.
Concordancia griego-español
συναναμίγνυσθαι (synanamignysthai)
1 Corintios 5:11 V-PNM
GRK: ὑμῖν μὴ συναναμίγνυσθαι ἐάν τις
NAS: Le escribí para que no se asocie con ninguna
KJV: no para hacer compañía, si
INT: para que no se asocie con [él] si alguien
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De acuerdo a la Atalaya del 15/7/1999 págs. 30-31 a los desordenados
de Tesalónica debía darse un trato diferente al hombre de Corinto, aunque la
expresión sea la misma. La Atalaya dice: “También
hizo saber a la congregación que convendría que los cristianos ‘señalaran’, a
nivel individual, a los desordenados, … Pablo aconsejó que ‘se apartaran de
todo hermano que anduviera desordenadamente’. Eso no quería decir, desde
luego, rehuir por completo a tal persona, pues habían de ‘continuar
amonestándola como a hermano’. … ¿En qué sentido ‘se apartarían’ de él? Por lo
visto, era en un contexto social. Evidentemente, el consejo apostólico
no da base para menospreciar o juzgar a los hermanos que cometen errores
de poca importancia. Su objetivo es, más bien, ayudar a quien emprende un
proceder perturbador que choca completamente con el cristianismo”.
Para
la Watchtower, en Corinto “cesen de mezclarse
en” (synanamignysthai) significa expulsión, eliminando todo trato con la
persona. Pero en Tesalónica, “dejen de asociarse con” (synanamignysthai)
significa señalar, queriendo decir que cada cristiano individualmente decidía si
continuar el trato o no con los desordenados. Alegan que los actos de los
desordenados en Tesalónica eran errores de poca importancia. Pero si el
desobedecer una carta apostólica es un error de poca importancia, la escrita a
los corintios se pudiera considerar de igual forma. Lo que se manifiesta por la
Watchtower es una manipulación deliberadamente falsa entre estos dos sucesos. Esto
es notable cuando en la segunda carta Pablo pide a la congregación: “Esta reprensión dada por la mayoría es
suficiente para tal hombre”. Por lo tanto, los exhorto a que confirmen
su amor para con él. (2 Corintios 2:6, 8). Pablo consideró que, aunque
no todos en la congregación dejaron de asociarse con el pecador, la ‘reprensión
que le había dado la mayoría’ fue suficiente. Como una muestra que no lo habían
dejado de amar, Pablo les pide ahora que le “confirmen” ese amor perdonándolo.
Ahora pensemos un momento y preguntémonos: ¿Qué hubiera sucedido a esta minoría
que decidieron seguir tratando a este hombre bajo las normas de la Watchtower? No
habría ninguna duda que todos hubieran sido juzgados por un tribunal judicial y
expulsados.
2 Juan 9-11 Todo
el que se adelanta y no permanece en la enseñanza del Cristo no tiene a Dios.
El que sí permanece en esta enseñanza es el que tiene al Padre y también al
Hijo. 10 Si alguno viene a ustedes y no trae esta
enseñanza, nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo. 11 Porque
el que le dice un saludo es partícipe en sus obras inicuas.
Este
es el texto que más agresivamente usa la Watchtower para cortar toda relación con
los expulsados y los que abandonan el movimiento. ¿A quiénes
estaba aplicando Juan estas palabras? El
versículo siete lee así: “Porque muchos engañadores
han salido al mundo, personas que no confiesan a Jesucristo como venido en
carne. Este es el engañador y el anticristo”. Juan solamente incluye en la omisión del saludo a los
que no confiesan a Jesucristo como venido en carne, a nadie más, eso es todo. Aunque
la mayoría del 1% de las expulsiones anuales son por inmoralidad sexual, se les
aplica 2 Juan 9-11 para cortar toda comunicación con estos, negándoles
hasta un saludo. Es palpable que tuercen y manipulan las palabras del apóstol
para extorsionar a que regresen a los que son expulsados.
Un
ejemplo de esta extorsión se evidencia en lo que se dice en la Atalaya del
15/4/2012 pág. 12 párr. 17 La traición: terrible marca de nuestros tiempos. “Veamos solo un ejemplo del bien que se puede
lograr cuando la familia apoya lealmente la orden divina de
no relacionarse con familiares expulsados. Un joven llevaba diez años
expulsado, y durante ese tiempo su padre, su madre y sus cuatro hermanos se
negaron a “mezclarse en [su] compañía”. A veces él intentaba incluirse en
las actividades de la familia, pero, de forma loable, todos se mantuvieron
firmes en su postura. Tras su readmisión, dijo que siempre los había echado de
menos, especialmente cuando estaba solo por las noches. Sin embargo, admitió
que si su familia hubiera tenido contacto con él, aunque fuera solo un poco,
esa pequeña dosis le hubiera bastado. Al no tener ni siquiera la más
mínima comunicación con ninguno de ellos, el deseo ardiente de disfrutar de su
compañía se convirtió en uno de los factores que lo impulsaron a reparar su
relación con Jehová. Pensemos en este hecho si alguna vez nos sentimos tentados
a violar el mandato divino de no tener contacto con familiares expulsados”.
¿Qué
impulsó a este expulsado a pedir ser readmitido en la organización?, en la
Atalaya se dice que fue “el deseo ardiente de disfrutar de su familia”. Y
agrega: “pensemos
en este hecho si alguna vez nos sentimos tentados a violar el mandato divino de
no tener contacto con familiares expulsados”. La extorsión es evidente, claramente le están
diciendo al testigo de Jehová, si no quieres perder a tu familia, piénsalo bien
antes de desobedecer a la Watchtower.
Las
normas que rige la expulsión en los testigos de Jehová además de ser un
instrumento de extorsión están en franca oposición a lo que realmente enseña la
Biblia. Por ejemplo, poniendo el caso de un hijo expulsado, la Atalaya del
15/1/2013 pág. 16 párr. 19 No permita que nada lo aleje de Jehová dice: “No busque
excusas para mantenerse en contacto con un expulsado, por ejemplo, mediante
correo electrónico, teléfono o mensajes de texto (1 Cor. 5:11).
Concéntrese en las actividades espirituales (1 Cor. 15:58).
La hermana citada anteriormente dijo: “Sé que debo mantenerme ocupada
sirviendo a Dios y estar firme en sentido espiritual. De ese modo, cuando
mi hija regrese a Jehová, tendré fuerzas para ayudarla”. ¿Qué aconseja la biblia en el caso que alguien deje la
verdad? Santiago escribió: “Hermanos
míos, si alguno de entre ustedes se deja extraviar de la verdad y otro lo hace
volver, 20 sepan que el que hace volver a un pecador del
error de su camino salvará su alma de la muerte y cubrirá una multitud de
pecados”
(Sant 5:19, 20). Para Santiago, la verdad era las buenas nuevas acerca de
Cristo (Gálatas 1:6; 2 Corintios 4:4). Él plantea la posibilidad real de que
algunos cristianos dejarían la verdad, por eso habló de la responsabilidad de
la entera comunidad de cristianos en ayudar a que estos volvieran a ella. El
cortar toda comunicación con un expulsado impediría tal posibilidad de ayuda al
mismo.
La Watchtower llega al colmo del
sectarismo al expulsar a una persona simplemente por abandonar la organización.
Sabemos que para los testigos de Jehová la “verdad” y la “organización” son
sinónimos. Por lo que cuando alguien pide desasociarse de ella, se considera
que deja la verdad y se le anuncia a la congregación que tal persona ya no es
testigo de Jehová. Desde ese momento es considerado por todos sus anteriores
“hermanos” como apóstata, semejante al diablo, enfermo mental y otros
improperios. Se le niega hasta un simple ¡hola!. ¿Cuál hubiera sido la actitud
de Jesucristo ante un caso similar? Tenemos la respuesta en el evangelio de
Juan. En cierta ocasión que Jesús dio un discurso a sus discípulos, muchos de ellos
al oírlo dijeron: “Este discurso es ofensivo; ¿quién
puede escucharlo?” “Debido a esto, muchos de sus discípulos se fueron a las
cosas de atrás, y ya no andaban con él. Por eso Jesús dijo a los doce:
“Ustedes no quieren irse también, ¿verdad?”. (Juan 6:60,66,67) Evidentemente Jesús consideró este
abandono como un derecho del libre albedrío o la libertad individual de estos
discípulos, no los condenó, ni ordenó ninguna acción disciplinaria para estos
desertores (Deuteronomio 30:15-20: Josué 24:15).
A
la Watchtower podemos hacerle la pregunta que hizo el discípulo Santiago: Pero tú, ¿quién eres, para que estés juzgando a [tu]
prójimo?” (Santiago 4:12) En el libro Comentario sobre la Carta de Santiago, explica muy
claramente lo que implica esta pregunta, dice: “La
pregunta de Santiago es tremendamente apropiada. Ciertamente parece increíble
el que cualquier humano débil, inclinado a errar, imperfecto, pecaminoso,
considerara que estuviera dentro de su derecho y esfera de acción el obrar en
lugar del Dios infalible al juzgar a otro ser humano, cuando Dios, por medio de
su Palabra, no lo hubiera juzgado. El Hijo de Dios, quien era perfecto y
sin pecado, declaró muchas veces su adherencia cuidadosa y fiel a lo que su
Padre había dicho, y su firme negativa a tomar acción o formular juicios que
brotaran de su propia originalidad. (Juan 5:30, 45; 7:16-24; 8:15, 16, 26,
28; 12:28-50) Nos dice a nosotros como discípulos que si nosotros, como
criaturas imperfectas, pecaminosas, no queremos que se nos juzgue y
condene, entonces no debemos tomarnos la libertad de juzgar y condenar
arbitrariamente a nuestro prójimo. (Mat. 7:1-5; Luc. 6:37; compare con Romanos
2:1-3.)
La pregunta de Santiago
tiene un paralelo en la del apóstol Pablo en Romanos 14:4: “¿Quién eres tú para
juzgar al sirviente de casa ajeno? Para su propio amo está en pie o cae.” El amo
es quien tiene derecho a establecer las leyes para su propio siervo o
sirviente, a imponerle deberes y restricciones, a retenerlo o despedirlo. A
cualquiera que presuntuosamente asumiera esta responsabilidad, el amo del
siervo le diría, correctamente: ‘¿Quién te crees que eres?’ (Compare con
Proverbios 30:10; 1 Corintios 4:1-5.) Puesto que ésa es la realidad, el
apóstol pasa a decir: “Pero, ¿por qué juzgas a tu hermano? ¿O por qué también
menosprecias a tu hermano? Pues todos estaremos de pie ante el tribunal de
Dios.” (Rom. 14:10; vea también los versículos 11 a 13 inclusive.) El
reconocer la imparcialidad que Dios despliega en el juicio y ver nuestras
propias debilidades nos ayudará a evitar sentimientos de fariseísmo y
superioridad para con nuestro prójimo.” (Compare con Job 31:13-15.)
Contradiciendo
su propia interpretación de las Escrituras cristianas descrita en el libro
Comentario de la carta de Santiago, por instrucciones directas del cuerpo
gobernante, los ancianos en las congregaciones anualmente expulsan a miles de
testigos de Jehová que han sido sometidos previamente a un proceso judicial por
los llamados comités judiciales. ¿Será el caso que el cuerpo gobernante y los
ancianos en las congregaciones no se consideran humanos débiles, inclinados a
errar, imperfectos y pecaminosos? ¿Sobre qué base bíblica toman el lugar del
Dios infalible al juzgar a otro ser humano cuando la Palabra escrita de Dios no
lo hace?
No se puede pasar por alto un hecho bien
establecido en las Escrituras Cristianas que muestra con toda claridad que la
expulsión no era una práctica cristiana. En las congregaciones identificadas
por las cartas de los apóstoles de Jesús se cometía todo tipo de pecado
censurado por la Biblia. No obstante, ni siquiera se menciona que se haya
procedido como los casos antes mencionado de Corinto, Tesalónica e Himeneo y
Alejandro. Por ejemplo, curiosamente en Corinto también había divisiones y
sectarismo —1 Cor.1:11-13; 11:17-19
y falsos apóstoles —2 Cor. 11:13. Pero es interesante que a pesar de esta
situación Pablo les escribiera los siguiente: “No estoy escribiendo estas cosas para avergonzarlos, sino para
amonestarlos como a mis hijos amados”. (1 Cor. 4:14)
Se
menciona practicantes de conducta relajada y apóstatas activos en la
congregación a los que Pedro los compara como perros que vuelven a su vómito o
a la
cerda bañada a revolcarse en el fango —2 Pedro
2:10-22. Se menciona a Diótrefes, un opositor a la autoridad apostólica de quien
escribió el apóstol Juan en 3 Juan 9,10.
No hay mención que uno solo de estos haya sido expulsado.
LO QUE DEBEN CONOCER LOS NUEVOS ASOCIADOS
Posiblemente
todos los que en un tiempo fueron testigos de Jehová conoce cómo funciona la
organización Watchtower. Pero es diferente con los que están recién asociándose
con ella. El programa de adoctrinamiento para los nuevos es completamente
diferente hasta que se bautizan, condición en la que oficialmente llegan a ser
testigo de Jehová. En la primera etapa se les enseña las doctrinas básicas del
movimiento, como quién es Dios, Cristo, el reino, la vida eterna en un paraíso
terrenal y la resurrección entre muchas otras doctrinas diseñadas exclusivamente
por la Watchtower. En esa etapa nunca se les habla abiertamente sobre las
responsabilidades y consecuencias de poner en duda alguna enseñanza de sus
líderes, ni de las posibilidades siempre latentes de ser sometido a un juicio
que los puede llevar a perder su relación completa con hijos, padres, abuelos y
otros.
La
doctrina principal que es introducida agresivamente en la mente de los nuevos
asociados es el sometimiento a una figura omnipresente en cada miembro del
movimiento llamado “el esclavo fiel y discreto” o “cuerpo gobernante”. Para
cada testigo de Jehová, lealtad a Jehová se traduce como sumisión total a todo
lo que provenga de este cuerpo gobernante. Pero, ¿qué es el cuerpo gobernante? Es
un concepto falsamente sacado de los apóstoles de Jesucristo donde un grupo de
hombres se autoproclaman divinamente como el único conducto de Dios para
dirigir las vidas de los testigos de Jehová. La idea cobró vida en los años 70
del siglo 20.
Este
cuerpo gobernante actualmente compuesto de ocho hombres, por si solo constituyen
la rama legislativa, ejecutiva y judicial de la organización de la Watchtower.
Sus leyes no proceden de la Biblia como hacen creer a sus adeptos, sino de este
cuerpo gobernante. Todas las normas jurídicas que aplican a su organización
están contenidas en el libro “Pastoreen el rebaño de Dios”, exclusivo para el
uso de los ancianos en las congregaciones. En este libro están las
instrucciones de cómo se dirige la organización, en especial cómo celebrar las
audiencias de los llamados comités judiciales para los que desobedezcan las
reglas del cuerpo gobernante.
En
estos juicios muy parecidos a los tribunales eclesiásticos de la iglesia
católica, los ancianos al igual que los sacerdotes católicos tienen la potestad
dada por el cuerpo gobernante para excomulgar o absorber a un pecador. No está
de más repetir que todo este arreglo, incluyendo el cuerpo gobernante era
desconocido para los primeros cristianos.
A
los nuevos asociados se les enseña correctamente que la fornicación, idolatría,
el adulterio, la homosexualidad, el robo, la avidez, la borrachera, la injuria
y la extorsión son prácticas condenadas en la Biblia (1 Corintios 6:9, 10). Lo
que no le dicen es que la violación de alguna de ellas amerita un caso judicial
donde puede ser expulsada. Cabe señalar que en estas prácticas la Biblia solo
menciona que no heredaran el reino de Dios no que deben ser juzgadas por los
humanos.
En
este libro aparecen añadidas muchas otras prácticas punitivas que ameritan la
expulsión, pero que no son mencionadas en la Biblia como exclusión al reino.
Estas son abuso de menores, que deberían ser juzgados por tribunales
competentes y no por dicho comité judicial. También se añade la impureza grave
y con avidez. Conversaciones inmorales por teléfono y ver formas repugnantes de
pornografía o Internet. Fumar tabaco o el uso de otras drogas no recetadas.
Suciedad física extrema. Se considera una conducta descarada tratar
innecesariamente con personas expulsadas o desasociadas y salir con alguien sin
estar bíblicamente libre para volver a casarse. Celebrar fiestas de la religión
falsa, como los cumpleaños, participar en actividades de otras religiones,
promover sectas, tener un empleo que promueva la religión falsa, el espiritismo
y la idolatría.
Un
consejo bíblico que cualquier persona creyente debe tomar en cuenta antes de
decidir ser parte o no de un grupo religioso como son los testigos de Jehová es
de estar seguro que las cosas que les enseñan están claramente fundamentada en
la Biblia, porque muchos falsos profetas han salido al mundo (1 Tes 5:21; 1
Juan 4:1). Pongamos como ejemplo el tema que se considera aquí, la expulsión. Un
análisis imparcial de las Escrituras griegas, es decir sin ideas preconcebidas
por un grupo religioso, nos muestra como ya se ha considerado, que una
reprensión o una severa desaprobación incluso publica era permisible y
provechosa entre los cristianos, pero nada más allá que eso. (Marcos 8:33;
Lucas 17:3; Gálatas 2:11-14; 2 Corintios 2:6)
Cada
cristiano individualmente era un mayordomo o siervo que debía procurar
mantenerse fiel para recibir la aprobación solo de su amo. Por eso Pablo
aconsejó: “Además, en este caso, lo que se busca en
los mayordomos es que al hombre se le halle fiel. Por lo tanto, no juzguen antes de tiempo; esperen que venga
el Señor. El sacará a la luz lo que ocultaban las tinieblas y pondrá en
evidencia las intenciones secretas. Entonces cada uno recibirá de Dios la
alabanza que se merece” (1 Corintios 4:
2, 5 BLA). Santiago apoya el argumento de Pablo cuando dice en Santiago 4:11,
12 “Dejen de hablar unos contra otros, hermanos. El
que habla contra un hermano o juzga a su hermano habla contra ley y juzga ley.
Ahora bien, si juzgas ley, no eres hacedor de ley, sino juez. Uno solo hay
que es legislador y juez, el que puede salvar y destruir. Pero tú, ¿quién eres,
para que estés juzgando a [tu] prójimo?”
Nuestro
amo Jesucristo, espera que usemos nuestras facultades de inteligencia, nuestro
conocimiento, entendimiento y juicio, y que hagamos a conciencia lo que nuestra
fe nos indica hacer. (Heb. 5:14) Cada uno debemos tomar una decisión en armonía
con nuestra conciencia y nuestra fe, no debemos permitir que sean otros los que
nos guíen por la conciencia y la fe de ellos. De cualquier manera, si usted es
testigo de Jehová o de cualquier otra religión, no piense que puede pasar
toda la responsabilidad de la falsedad a los guías de su iglesia. Cada uno de
nosotros individualmente es responsable ante Dios. Como dice la Biblia: “Todos estaremos de pie ante el tribunal de Dios.”
(Rom. 14:10)